Cumple mes

viernes, 13 de julio de 2007




Hace dos meses exactamente comencé este blog, sin fines de ningún tipo (maldita manía de las mujeres de andar celebrando meses, ni que estuviera pololeando con esta cosa JA), pero con el correr de los días me fui poniendo pretenciosa al punto de enviar invitaciones personales sin saber exactamente qué decir.

A ratos, también enchulo esta página. La peino, la maquillo y hasta me estoy familiarizando con un nuevo lenguaje, casi tribal, de html, http y otras cosas cuyo significado, debo reconocer, aun desconozco.

En un comienzo partí con un par de post viscerales y mal redactados, pues quise hacer de esto una especie de diario de vida o algo parecido y me sorprendió recibir comentarios de grandes escritores ¡Guau! (es una expresión de asombro, no es que me crea perro) y comprendí que podía obtener bastante de este espacio, mucho más que consejos de dueña de casa. Por otra parte, esta es la literatura del nuevo siglo y mi discurso se caracteriza por el enojo que me produce recibir malos libros gracias a los delirios de grandeza de algunos “escritores” que deciden publicar y me llevan a perder el tiempo; y es esta la nueva vía de publicación, más bonita y más barata (como dijo Fito Páez), es así como definitivamente le he dado un vuelco más literario a esta cosa, aunque evidentemente no se puede marginar al autor de la creación. (Siempre he pensado que el hablante lírico no es más que un pretexto de los poetas para no decirle a sus mujeres que, lisa y llanamente, le escriben a otras jajajaja... y viceversa, para que no se diga que soy machista). Con esto quise decir que decidí dejar de escribir mugres que poco interesan a cualquier persona cuyo nombre no empiece con R y termine con "osario", buscando ser consecuente con el discurso. Si logré mi cometido lo decidirán ustedes.

Mis eternas disculpas a quienes les ha molestado recibir mi ya clásico “Por favor lee esto” y todos los agradecimientos del mundo a quienes me han escrito (favorable o desfavorablemente) pues, este proyecto que surgió como una iniciativa personal se ha transformado en parte de uno mayor, cuyos resultados espero poder exhibir bastante pronto.

Confieso que pretendo continuar con mis invitaciones así que por ahí nos vemos, o leemos y en el mejor de los casos, escuchamos.

Y como dijo Gustavo Ceratti: “Gracias Totales”

Currículum

sábado, 7 de julio de 2007


Hace tan sólo unos días, en una exposición, me encontré con un escritor “amigo”. Ante la habitual pregunta de rigor y cortesía “¿cómo estás?” él responde: cansado, es que esto de ser docente en la universidad es muy agotador (sic). Luego habló un par de cosas sobre los alumnos tarados de Psicología frente a los cuales se expone en forma cotidiana, y sobre lo mal preparados que están. Luego comenta muy orgulloso sobre su metodología educacional basada en dinámicas de grupo para que los alumnos participen y la clase resulte más amena. Frente a estas declaraciones no pude hacer menos que burlarme de él en forma muy discreta, tanto como para causarle algo de molestia, pero sin que notara mi profundo desprecio, y es que la situación no ameritaba algo más interesante. Acto seguido, me retiré indignada de la sala, por razones que explicaré en otro post.

El asunto es que, camino a casa, reflexionamos junto a mi marido sobre la necesidad de mantener conversaciones en base a lo que uno ¿es?. Por qué mencionaría su “docencia en la universidad” este amigo en cuestión que, por cierto, también es escritor, siendo que su cátedra nada tiene que ver con arte o literatura y nos encontrábamos en un contexto artístico y literario. Como si hacer clases fuera la gran cosa, como si nosotros no supiéramos que es profesor de una privada, si para eso se rebanó la cabeza tanto tiempo. Poco obvio sería que no las hiciera. Por último hubiese hablado bien de sus clases y alumnos y no vestirse de escritor u ostentar el título de tal, pues, honestamente, ningún favor le hace a la literatura.

Es habitual comenzar conversaciones ostentando títulos académicos y entregar una tarjeta al final de la conversación. ¿Avala eso las afirmaciones? O es únicamente para excusar la falta de inteligencia o agudeza en las observaciones porque se está simplemente “cansado”. ¿y qué pasa si le respondo que soy Ingeniera en Refrigeración industrial o lombricultora? ¿se acaba la conversación? O si le digo que soy doctora en Psicología social, Magíster en bioética y socióloga se va a quedar callado. ¿qué tiene que ver el título o desempeño laboral a la hora de hablar de poesía o arte?
Lo que más agrava la falta es que este “amigo” en cuestión ha publicado un par de cosas y anda en pasos literarios. ¿por qué no se presenta como escritor? Y no a mi precisamente, que hace bastante tiempo lo conozco y lo conocemos por ello (con más o menos admiración y respeto por su trabajo). Por qué no se presentan como escritores (as) si gustan de andar por bares hablando literatosidades y regalando ejemplares de libros que valen casi 7000 pesos, con tapas bonitas y papel caro, firmando primeras páginas con dedicatorias tan escuetas como autógrafos de futbolistas.
Más respeto por la profesión, más corrección y más garbo. Nuestra literatura quiere escritores, no psicólogos ni arquitectos, ni abogados. Sólo escritores.