Literatura femenina

miércoles, 27 de junio de 2007


Hace días me viene rondando una idea y no he sabido darle forma. No por ello he de escribir cualquier cosa y publicarla, aunque sea por este medio tan personal. Abrumada por esta idea, decidí, una vez más, buscar algo entre los “perros grandes” de la literatura contemporánea chilena, alguna luz que me permitiera alumbrar o vislumbrar la forma de decir justamente lo que quiero, como dijera Rimbaud, literalmente y en todos los sentidos, pero macabra fue la experiencia al recurrir a mis pares de género, como por ejemplo Malú Urriola. Y es que pareciera estar de moda este “free style” ordinario de describir en forma vulgar lo que rodea y acontece. Degradar a tal extremo el “hablante”, al punto de mencionar el título de un libro que se encuentra en el baño o recordar que, borracha, escribí algo que parece bueno es cuando menos parecido al clásico “estoy acá en la plaza, rapeando con los locos, cagao’ de frío, porque no me quieren en la casa”.
Me sorprende la necesidad de las poetas (por no decir poetizas) de parecer chicas rudas, de describir imágenes vulgares, de mencionar necesariamente el estado etílico en el que se encuentran a la hora de escribir, de mostrarse descarnadas, de hablar como hombres y de escupir como tales. Como si existiera algún tipo de glamour en ello, como si necesitaran un par de cocos y bien peludos para escribir, como si no supiera el mundo del complejo de castración que nos dejara Freud como legado. Y entonces, para marcar la diferencia surgen de la nada palabras como “zorra” o “perra” (necesarias para la obtención del grado honoris causa de escritora) en defensa irrestricta a la mujer y luego, los conocidos y nunca bien ponderados puntos suspensivos... (jajaja) Y es que en realidad no logro comprender la lógica que sucede a los procesos sinápticos alcoholizados de unas cuantas lesbianas que, queriendo tener pico, se autoproclaman defensoras del género femenino, convirtiendo las vaginas en chuchas, coños, zorras a las cuales hay que darles como sea, ojalá con la lengua o un consolador para que los sucios y perversos hombres no pongan sus cochinas manos en aquellas tetitas suaves que tanto ansían. Con lo que cuesta encontrar ahora un hombre, sobre todo en este medio tan lleno de maracos.
Me quedo, finalmente, con esta idea sin forma guardada en algún lugar, desplazada por este sin sabor literario, o mejor dicho, con ese sabor metálico que dejan ciertos fluidos en la boca.

7 comentarios:

Atípica Belleza dijo...

Me gusto mucho tu escritura.

No pude leer mucho la verdad y bastante escueto resulta el comentario y superficial. Con tiempo espero poder darte una opinion más concreta.

Saludos.

Pablo Rumel Espinoza dijo...

Coincido plentamente con tu visión, sobre la gran cantidad de escritoras (escribidoras, poetisas y pitonisas) que con muchas ansias tienen ganas de hacer poesía erótica, llena de sábanas húmedas y coños mojados y anos recubiertos de vaselina. A estas señoritas yo les diría que más mejor es ver una porno o tener sexo, antes que perderse en esas frivolidades.

Mirando hacia atrás, veo a varias señoritas, como la Ibarborou, la Pizarnik, la Bombal, las hermanas Ocampo, la Sontag, la Peri Rossi, y luego miro hacia adelante y veo un vacío rosa o negro, o un vacío sin vacío, como la nada, y ahí en letras de neón, ese mal endémico llamado Literatura femenina.

Y la literatura masculina?

No, yo me quedo con la literatura, a secas.

[A]** dijo...

Estimada Rosario...

No se cómo llegaste a poner tu dirección en mi casilla de correo, solo se que la curiosidad me gano nuevamente y aquí me encuentro metiendo la nariz en tu blog y en tu realidad escrita.

Al leer tus palabras, frases y párrafos me embargue de fortaleza, tus decisiones son poderosas, tus historias probablemente autobiográficas, tu personaje intimamente ligado con tu personalidad... mujer de aquellas. No sé como llegaste a mi casilla de correo, pero cómo pocas cosas hoy en día lo agradesco y me saca una sonrisa ....

Atte.
A*

a ver si pasas a verme ... que yo por aquí pasaré de nuevo ...

Quiltro dijo...

A mí me gusta Malú Urriola, y no tengo nada en contra de lesbianas y maracos. Tampoco me queda tan claro que tú tengas algo en contra de ellos (ni que no), pero creo que tu apreciación de su literatura da por lo menos para una segunda vuelta. También de tu parte.

Rosario dijo...

Honestamente no tengo nada personal en contra de Malú, el trabajo que ha hecho en las elecciones afectivas Chile es buenísimo y bien... tiene toda una "carrera" en el medio. Me parece bien lo que hace, pero no me gusta esa literatura de género, que, porque es de género es necesariamente buena. Además, la identificación sexual y los "ismos" me parecen un mal hábito que sirve de escudo anti críticas pues si alguien es capaz de criticarlos resulta ser "poco tolerante". Vivimos en la dictadura de las minorías y eso me molesta.

Anónimo dijo...

no se puede leer bien el texto en ese color, hasta lastima la vista del esfuerzo

Anónimo dijo...

la letra rosa es fatal para leer.